miércoles, 24 de diciembre de 2008

Navidad en los Territorios Ocupados*


El pueblo estaba ocupado. Las tiendas, cerradas. Las oficinas de la seguridad social habían sido bombardeadas, y su propio hogar estaba en ruinas. José no tenía trabajo. Nadie tenía dinero para contratar a un carpintero. Y, aunque lo hubieran tenido, la ocupación no les permitía construir nuevos edificios, ni reparar los que ya había, ni siquiera comprar materiales de construcción.

María salió al amanecer y el aire helado le raspó el rostro. Se tapó el cuello y las mejillas con un pañuelo. Se dirigió al pozo y llenó el caldero de agua. Le costaba inclinarse porque su enorme barriga se interponía. Había sentido contracciones durante toda la noche y sabía que era casi la hora. Habían intentado encontrar un lugar donde quedarse, pero sus parientes vivían en la siguiente ciudad, llamada Belén. Las carreteras principales estaban bloqueadas por tanques, vehículos armados, y soldados con fusiles automáticos.

José se lavó la cara y ayudó a María a recostarse sobre la manta que cubría el sucio suelo de la improvisada tienda. Pasó su mano callosa por su pelo y le dio una palmadita amable sobre el vientre. María sonrió pese a no sentirse bien. Era solamente una muchacha, una adolescente veinte años menor que el barbudo José.

"He hablado con Sami, el pastor. Me ha prometido llevarnos hasta Belén esta noche por caminos secundarios". José empaquetó sus escasas pertenencias. A medianoche María montó sobre el burro mientras José cargaba con lo que tenían.

Sami abría el camino. Mientras subían por el camino rocoso, cada sacudida hacía que un dolor agudo recorriera los muslos y el vientre de María. Cuando ya se aproximaban a Belén vieron una luz brillante que barría las afueras de la ciudad. Sami señaló una valla que rodeaba el perímetro de la ciudad. "Hay un espacio entre la valla y las rocas. Podéis cruzar por ahí, pero tendréis que abandonar el burro".

José miró suspicazmente a Sami. "¿Dejar el burro? ¡Nunca!" A Sami le ofendió el tono de sospecha de José. "Entonces, tendréis que cruzar a través del control israelí. Ahora tengo que dejaros. Que Dios os acompañe".

José miró hacia arriba. María dormitaba. José
guió el burro montaña abajo hacia la carretera principal. La luz brillante les cegaba. Una voz dura y estentórea resonó a través de un altavoz.

"¡Alto o dispararemos! ¡Ahora!"

"Bajen del burro, arrojen su bolsa al otro lado de la vía, y levanten las manos. ¡Ahora, o disparo!", ladró la misma voz oculta.

José colocó su bolsa en el suelo y ayudó a María a desmontar. María se sentía rara, tenía sueño y estaba terriblemente atemorizada.

"¡Venid aquí con los brazos en alto, especialmente tú, la árabe gorda!"

María, con los brazos colgando en el aire, sintió la urgente necesidad de orinar para aliviar la presión de su vientre.

Cuando uno de los soldados indicó a José que se adelantara, gritando "¡Las manos detrás de la cabeza!", María se sintió muy sola.

Entonces, ordenaron a María que caminara hacia delante, muy despacio. Los soldados tenían el dedo puesto sobre el gatillo de sus USIS, apuntando a su cabeza y a su vientre. "¡Desabróchate el abrigo y levántate el vestido!", gritó una voz sin rostro. Hubo una pausa. María estaba avergonzada. Solamente José la había visto desnuda. Se levantó el vestido.

Un soldado enfocó sus prismáticos sobre el vientre de María. "No hay bomba o está gorda o es solamente un vientre con un niño dentro".

El soldado le pasó los prismáticos a un oficial superior. El oficial miró a través de ellos y gritó, "¡Quítate la combinación, no te hagas la virgen con nosotros!"

María se sentía confusa, y tenía el rostro enrojecido. Se levantó la combinación y la luz del foco flector iluminó su vientre, que colgaba sobre su ropa interior.

"¡Quítatelo todo! ¡Venga, puta árabe, podría esconder algo entre tus piernas, además de la polla de tu marido!"

María deseaba morir mientras se agachaba para quitarse las bragas. El haz de luz iluminó el vello oscuro de su pubis.

"¡Date la vuelta!"

Se volvió.

"¡Ahora, vístete! Y tú, el de la barba ¡levántate!"

Dos soldados se acercaron a José y señalaron hacia María para que caminara hacia delante.

Les interrogaron durante varias horas. De dónde veían, por qué se habían marchado, por qué su casa había sido destruida ¬ "¡Algo habréis hecho!", dijo el oficial israelí -, hacia dónde se dirigían, por qué viajaban de noche y por carreteras secundarias, con quién se iban a alojar, durante cuánto tiempo y sobre todo, cuál era su relación con la Autoridad Palestina, con Hamas, la Jihad, o el FPLP. Cada respuesta, directa y sencilla, provocaba una mueca de sospecha.

María podía sentir las contracciones cada vez con mayor frecuencia. No sentía los pies de frío. José, un carpintero casi sin educación que nunca había pertenecido a ninguna organización y María, que nunca había emitido una opinión política, estaban totalmente confusos.

El oficial plantó su pulgar sobre el vientre de María. "Otro subversivo. Vosotros, los terroristas, criáis como conejos".

María hizo rechinar sus dientes. Sintió que una contracción fuerte recorría todo su cuerpo.

Los oficiales israelíes despachaban entre ellos. "Claramente, son agentes. Vamos a soltarles y que nos lleven ante quienes les han dado órdenes".

El oficial encargado les ordenó continuar su camino.

Era todavía de noche cuando entraron en Belén, y María apenas podía mantenerse sobre la montura a causa de las contracciones. José estaba desorientado. No podía encontrar la calle ni la casa. No había nadie en las calles a causa del toque de queda. El burro olfateó y les condujo a un establo en el que algunas cabras y ovejas dormían sobre la paja. José ayudó a María a descender del burro, y María apoyó la cabeza sobre un haz de paja. El burro empezó a mordisquear la paja.

María estaba de parto y un grito se escapó de entre sus dientes. José ayudó como pudo.

Milagrosamente, el niño nació y empezó a llorar de inmediato. Se encendió una luz, y los propietarios (un matrimonio palestino), salieron. La esposa limpió al bebé y tapó a María con mantas.

La casa estaba llena de familiares que habían huido de Nablus y Ramallah para evitar los misiles israelíes. Aquí, entre los cristianos palestinos de Belén, estarían más seguros.

La noche siguiente, una estrella brilló en el cielo y los Tres Reyes que venían de allende los mares cruzaron los controles israelíes sin ser observados, con la protección del Señor -o eso creían-. Se acercaron al establo en el que estaba el recién nacido, llamado Jesús, y depositaron ante él sus regalos, arrodillándose ante su Salvador, que dormía en una cuna fabricada por José.

De repente, comenzaron a escucharse gritos y el ruido de los fusiles mientras rompían las puertas y los cristales de las ventanas. Un helicóptero se acercó ruidosamente y de pronto hubo una explosión. El establo voló por los aires. Brazos, piernas, cabezas de ovejas y piernas de cabra, torsos humanos y una cabeza de bebé volaron hacia el oscuro cielo aterciopelado.

La radio israelí anunció que tres supuestos terroristas árabes que habían huido de Afganistán habían sido asesinados en un escondite de Belén tras haber cruzado la frontera. El gobierno israelí pidió disculpas en caso de que hubiera habido alguna víctima civil.

Los medios de comunicación en EEUU repitieron la misma historia, al tiempo que Washington felicitaba al gobierno israelí por su papel en la lucha contra el terrorismo internacional.

Jesús había vivido solamente un día.


Un cuento de
James Petras

lunes, 22 de diciembre de 2008

Tinta roja, tinta negra

Después de meses de ausencia, en los que el trabajo, la universidad, los compromisos y cuánta cosa trae consigo la vida, me tenían algo aislada de la tranquilidad que necesito para escribir, he vuelto.
Pero tengo un amigo tan querido y apreciado, que incluso me atravería a afirmar que es casi el único que entra y lee constantemente mi blog, extraña mis largas e injustificadas ausencias, y me insiste con entusiasmo y disciplina que no deje de actulizarlo.
Algún día compañero tendré ese coraje y constancia de la que usted habla y pone en práctica cada día.
Hoy hago un pequeño intento publicando y estrenando mi nuevo blog de viajes, pese a la hora (2.35 hrs) y pese a no tener material nuevo. Pero al menos cumplo copiando el texto que me publicaron este mes en la revista Etiqueta Negra.

Espero que no pasen otros tres meses para volver a dar señales de humo. Al menos por usted compañero, que hasta para leerme es comprometido.


Ref: http://nitaviajera.blogspot.com

jueves, 11 de septiembre de 2008

Somos cinco mil aquí!


En esta pequeña parte de la ciudad.

Somos cinco mil.


¿Cuántos somos en total

en las ciudades y en todo el país?


Somos aquí diez mil manos

que siembran y hacen andar las fábricas.


¡Cuánta humanidad


con hambre, frío, pánico, dolor,

presión moral, terror y locura!


Seis de los nuestros se perdieron

en el espacio de las estrellas.


Un muerto, un golpeado como jamás creí

se podría golpear a un ser humano.


Los otros cuatro quisieron quitar

se todos los temores,uno saltando al vacío,

otro golpeándose la cabeza contra el muro,

pero todos con la mirada fija de la muerte.


¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!


Llevan a cabo sus planes con precisión artera sin importarles nada.

La sangre para ellos son medallas.

La matanza es acto de heroísmo.


¿Es éste el mundo que creaste, Dios mío?

¿Para esto tus siete días de asombro y trabajo?


En estas cuatro murallas sólo existe un número que no progresa.

Que lentamente querrá la muerte.


Pero de pronto me golpea la consciencia

y veo esta marea sin latido

y veo el pulso de las máquinas

y los militares mostrando su rostro de matrona lleno de dulzura.


¿Y Méjico, Cuba, y el mundo?

¡Qué griten esta ignominia!


Somos diez mil manos que no producen.

¿Cuántos somos en toda la patria?


La sangre del Compañero Presidente

golpea más fuerte que bombas y metrallas.


Así golpeará nuestro puño nuevamente.

Canto, que mal me sales cuando tengo que cantar espanto.


Espanto como el que vivo, como el que muero, espanto.


De verme entre tantos y tantos momentos del infinito

en que el silencio y el grito son las metas de este canto.


Lo que nunca vi, lo que he sentido

y lo que siento hará brotar el momento....

VÍCTOR JARA
1973

viernes, 22 de agosto de 2008

todo tiempo pasado fue mejor?


: ...sigo pensando que nací en una época equivocada.



: quizás no, quizás es ahora que nos toca trabajar y ser algún día los viejos de la historia.









En la foto: Simone de Beauvoir, Jean Paul Sartre y Ernesto "che" Guevara

viernes, 15 de agosto de 2008

de lo cotidiano.

Cuando por un segundo pasó velozmente la idea, la sola idea, de que quizás tú ya no estarías, no serías materia y ese fuerte latido de corazón que te identifica dejaría de existir, sentí un dolor en el pecho, un remezón muy fuerte y un cóctel de sensaciones indescriptibles.

Pensé, que más allá de lo que nos espera, juntos o separados, quiero una vida en que tu melódica voz se aparezca de vez en cuando, me llame, me susurre y me cante alguna cancioncita que nos invoque viejos tiempos.

Después de 3 horas cojas, lentas y entre cortadas, yo recordaba esas veces en que te hago preguntas con voz de niña y digo quién, dónde, cuándo y por qué. Y sólo tú entiendes el porqué de esas preguntas. Y casi siempre, para acabar con el frío, pongo mi pie en tu pierna y mi nariz en tu mejilla.

Como en un festival de cortometrajes pude ver las escenas de todas esas veces en que te hago cosquillas y aunque tú te resistes con todas tus fuerzas, terminas riéndote a carcajadas con la mitad del cuerpo fuera de la cama.

Más reales y cercanas se veían las veces en que comemos bombones helados tapados hasta el cuello mientras somos espectadores de alguna película arrendada, la cual olvidaremos devolver el día que corresponde.

Todo lo común, cotidiano y simple, se acomodó en mi memoria y se catalogó como único, eventual y extraordinario.

Así, cosas tan simples y mundanas, reafirmaban en mí cuánto quería que se volviesen a repetir. Te imaginé en la cama, sentado, como cuando a veces, casi siempre, te tapo los ojos si es que sale una mujer semidesnuda en la televisión y tú, ya conociéndome, te adelantas y atajas mi mano

Ese miedo, que de seguro te remeció a ti también aquel invierno de hace ya dos años, golpeaba mi puerta café nortina y amenazaba con cualquier noticia que jamás en la vida, en esta vida, quiero escuchar. Porque en ese entonces lloraré, armaré mares de llanto, frunciré demasiado mi ceño y no servirá de nada si no estás tú para decirme: “ya hayati, ya va a pasar, relaja la frente y respira profundo, yo estoy aquí”.

Pero bruscamente, de pronto, viajaba de nuevo a esas veces en que se nos pasa todo el día y nos saltamos desayuno y almuerzo y terminamos haciendo once-comida como para un batallón y aunque decimos que es mucho, casi siempre terminamos la olla.

Muchas veces cuando tengo mis manos muy congeladas, sin que te des cuenta, las pongo en tu espalda y tú gritas de impresión y me haces prometer que será la última vez. Ahora estaba dispuesta a prometerte que en verdad lo sería. Pero las falsas alarmas no valen, bien lo sabes habibi.

Es el valor incalculable que toman las cosas cuando temes perderlas, sabes? Es la tardía y cobarde reacción que nos ataca cuando ya sería demasiado tarde para todo, para arrepentimientos y nuevas oportunidades.

Uf, qué angustia y dónde está tu mano en ese entonces. Es ahí cuando necesito volar a ese instante en que me haces cariño en el pelo con tu mano derecha para que me quede dormida, sobre todo cuando llueve y tengo miedo.

Sólo quería repetir una y otra vez esas veces, casi siempre en realidad, en que llegamos tarde al cine aunque tengamos planificada la ida desde hace un mes. O esas otras tantas en que tocas guitarra a mi lado y soportas que cante el coro aunque no afine ninguna nota

Cuando el alivio cruzó 2 mil kilómetros y me hizo respirar tranquila, pude darme cuenta cuán posible es que todo aquello se repita, que hagamos una vez más de lo cotidiano algo extraordinario y nos riamos como dos locos emborrachados de vida.

Eso es, compañero, volar. Volar incluso a la distancia. Volar contigo y sin ti. Volar en sueños y de día. Volar por volar.

Sigamos volando?

martes, 5 de agosto de 2008

Juntos Podemos Más

Estimados amigos lectores:
Hago un paréntesis en mi blog para comunicarles algo que, al menos para mí, es una gran noticia.
Mi compañero y amigo, Daniel Jadue, postulará finalmente como candidato a Alcalde de Recoleta para el próximo período municipal de 2008-2012.
Me parece una gran noticia porque creo que es la mejor opción que existe para Recoleta y no lo digo desde un sentimentalismo simplista, sino que desde el conocimiento, porque sé y me consta cómo y cuánto trabaja Daniel por esta comuna. Tanto en La Chimba como directamente con los vecinos, ha desarrollado, en terreno, un trabajo desde hace muchos años y conoce de cerca los problemas reales que afectan a este sector tan multicultural de Santiago.
No tengo dudas de que Daniel podrá cumplir con las expectativas de sus electores, porque es un profesional competente, responsable y que trabaja de manera limpia sin transar principios ni valores, porque no necesita de la política para vivir.
Más allá de mis impresiones, deseo invitarlos a revisar algunos de sus artículos, parte de su trabajo en el Centro La Chimba y sus entrevistas en Radio Nuevo Mundo.
Esperamos contar con el apoyo de todos ustedes y así lograr este nuevo desafío.
Un abrazo fraterno.

La Chimba: http://www.lachimba.org/

Daniel Jadue: http://www.danieljadue.cl/

En Facebook: Daniel Jadue Jadue

lunes, 28 de julio de 2008

dolor solitario

Es el dolor, una vez más, el que me convoca a escribir


él ha hecho un llamado abierto y han llegado todos mis sentimientos a esperar su turno

Está cavando su propia tumba dentro de mí

Me retuerce, me enfrenta, me predispone

Hace que me tiemblen las rodillas y aumente la fiebre

Dolor maldito, dolor necesario

Dolor maloliente, dolor humano

Tan sarcástico y realista

Me desgarra las uñas, los dientes, el pelo, el alma

Hace caer una a una mis piezas

Y este dominó se desarma

Se tambalea, se desmaya

Y no puedo con tanta rabia

Tantas ganas de decir ¡basta!

De gritar huída, de comer esperanza

Dolor solitario, dolor inhumano

Me acompaña nuevamente

Me consuela de mi llanto

Me suicida en mi pena

Me revive

De vez en cuando

jueves, 17 de julio de 2008

caracoles


Hoy maté a un caracol en mi jardín. No es que quiera justificar mi acto, pero juro que no lo vi. Había poca luz, estaba todo muy húmedo y sólo tomé conciencia de mi acto cuando sentí que algo crujió bajo mi bota.
Me sentí terrible porque por muy insecto que sea, el pobre caracol vivía tranquilo, sin provocarme ningún problema y aunque no hable o quizás ni siquiera piense, respiraba y era un ser vivo, igual que yo. Solo eso ya nos unía, por muy diferente que seamos.
Entonces, ya guardando la proporciones, me pregunté: ¿Cómo se habrán sentido Mario Manriquez Bravo, Manuel "mamo" Contreras, Osvaldo "guatón" Romo y Alvaro Corbalán?
Yo, sólo me pregunto.

miércoles, 2 de julio de 2008

Qué ocurre con los blog?

Llevaba meses sin escribir, sin publicar y mucho más sin inmiscuirme en blogs ajenos.
Como que no consigo lidear con muchos ciber-vicios. Entonces el rápido mundo del msn y de facebook estaban superando mi capacidad de cibernauta.
Ahora me aburrí de ese otro mundillo y me dieron ganas de volver a este, cuando descubrí lo mucho que me estoy perdiendo y lo poco que estoy leyendo a autores favoritos de la talla de los Góngora, Silhi y Brkovic.
¿Qué me sucedió?

sábanas negras

Hace un instante intentaba dormir. No lo conseguí. Llegó de nuevo a mi pieza ese insomnio que cada tanto aparece y no perdona ni tiempos ni estaciones.
Entonces en cada vuelta que daba para conciliar el sueño, más enredaba mi torso entre las sábanas color vino y más me desesperaba, sintiéndome amortajada, sin aliento.

Entonces recordé esa misma sensación, de dar vueltas sin salida, pero sin estar desesperada. Todo lo contrario. Tranquila, apacible y esquivando la luz que entraba por la única ventana sin cortinas que daba al patio central.

Afuera quizás la temperatura no alcanzaba los 3 grados, pero dentro, el calor disfrazaba ese otoño en primavera y yo me hacía la loca, como si no me diera cuenta.

Entre tanto, el colchón se resbalaba por el piso porque yo no paraba de reír, cuando todo me parecía merecedor de ello. Tú, intentabas que volviera a esa seriedad ,que decías , me caracteriza. Aún no conocías a esta otra, que rie sin parar e imagina, cada tanto, que es actriz.

Ese mechón que cae por tu frente volvía a dominar tu cara y por más que lo ordenabas tras tu oreja, él insistía y te hacía parecer cual galán de Antes del Atardecer, aquella película que sólo logré ver de a pedacitos por el tv cable, pero que, sin embargo, hasta hoy me hace alucinar. Con ese pretexto, puse mi mano en tu cabeza y ordené ese pelo que 24 horas antes pensé que no podría nunca acariciar.

En esas sábanas negras, tan masculinas e impregnadas de un perfume que jamás pude distinguir, estaba descubriendo cómo se revive lo que no viví.

Sentada con mis piernas cruzadas, observé cómo pasó el tiempo y cuán necesario fue que ocurrieran ciertas cosas que me permitieron estar ahí y así, ahora, contigo.

Desperté tarde al día siguiente, después de una de las noches más largas de mi vida. Estaba sola en esas sábanas negras; negras de vida, negras de sueños blancos y secretos que quedarán ahí.

Más enredada en ellas que la noche anterior, más impregnadas de ese irreconocible olor que nunca más se borró, intenté como pude levantarme para salir a caminar y pensar.

Siempre imaginé que recorrería aquella ciudad pensando en legados históricos o en un lejano mayo del 68. Pensé que sólo compraría algún libro y bebería café en alguna esquinita.

Lo que jamás pasó por mi cabeza, es que me enredaría en esas sábanas negras y cantaríamos algún bossa mientras intentaba quedarme dormida.

lunes, 26 de mayo de 2008

Enfurecida

Me enfurece todo

Me enfurece que las calles estén vacías, aún cuando hay personas caminando en ellas

Me enfurece la luna dibujada a medias, dejando a su otra mitad fría y oculta

Me enfurece esta sociedad y su burla a la conciencia

Me enfurecen los pájaros que no me cantan nada nuevo

Me enfureces tú

También esa distancia y tu indiferencia

Extraño mi nuca en tu hombro y aquella lealtad

Me enfurece que ya no seamos los mismos

Y que todo avance sin medida

Me enfurece ver al niño descalzo sin respuesta en las limosnas

Sin una gota tibia ni un manto de consuelo

Me enfurece esta noche, que aunque está estrellada no conforta mis espacios vacíos

Me deprime la mugre que la injusticia deja a su paso

Me enfurece que mis manos ya no puedan crear tu escultura

Del mismo modo, no soporto esta inseguridad y las dudas que pisotean mis talones

Tampoco puedo permitir esta suerte que no he buscado y que al fin de cuentas manda

No me deja de enfurecer el no tener tu sonrisa ahora y sentirme abandonada, aún cuando yo haya llamado a ese abandono

Me enfurecen mis lágrimas rebeldes, que inundan mis párpados mientras camino en ascenso y secan mi garganta y mis sueños

Me enfurece esta manía de no tener las cosas claras y mucho menos un plan en el bolsillo

La condescendencia de todos ante algo tan notorio y aberrante

La inmovilidad de actos y la ausencia de pancartas

Al fin de cuentas sigo siendo un caso perdido

Que cree en lo ya olvidado y se desgasta sin sentido

Creo en las palabras y trato de tomar un solo camino, pero me equivoco

Y me cuesta superarlo, me cuesta dejar de oír lo que mi sexto sentido insiste en repetir

Me enfurece que todo siga como antes y que nada sea igual

Que hay mujeres con hambre y miradas sin descansar

Que hay discursos bonitos y nada qué decir

Que los adornos son sólo eso e ilusionan sin medir consecuencias

Me enfurece retomar este vicio

Y me enamora escribir


domingo, 20 de enero de 2008

Stop the wall!

Beitlahem (Belén),Palestina. Domingo 16 de diciembre de 2007.




Es terrible tener que hablar sobre este vergonzoso muro. Tener que describirlo y explicar las razones de por qué lo construyen. Es frustrante saber que los kilómetros avanzan y ni siquiera las condenas internacionales, los juicios o decretos han podido detenerlo. Es extraño estar hablando de él desde hace 4 años, aun sin conocerlo, y no perder la convicción de que es urgente echarlo a bajo.


Pero estar ahí, no fue más que la confirmación de cada una de mis convicciones.
Golpearme de pronto con la realidad. Despertar y verlo frente a mi, prohibiéndome el paso, interponiéndose entre mi familia y mis amigos. Obligándome a cambiar mi rumbo y a sentirme prisionera en el mismo lugar donde más libre me he sentido.
Fue triste, pero esperanzador. Porque no es más que un muro de cemento que solo necesita voluntad humana para caer y hoy más que nunca creo que muy pronto, esa valla será polvo y nos miraremos como iguales.

miércoles, 9 de enero de 2008

RESISTAN!

Comparto con ustedes este bello texto que llegó a mi correo, escrito por Tito Tricot:

Chile : Palabra urgente al pueblo mapuche

Nos hablan del conflicto mapuche y del problema mapuche, cuando el conflicto y el problema lo comenzaron los chilenos cuando ocuparon militarmente territorio mapuche a fines del siglo diecinueve.

Quién sabe que pensó Matías en el momento preciso cuando aquella bala le acribilló para siempre sus sueños de tierra madre. Tal vez sintió una lluvia de buganvillas amaranto en el pecho que se confundió irremediablemente con su furia de siglos. La misma que ahora nos embarga y nos duele, como chilenos, como mapuche de viento antiguo. Y por eso te escribo hermano mapuche, por eso te lloro hermana mapuche, porque las profundidades del silencio solo albergan la complicidad de los que callan y miran hacia el lado cuando la guerra quema la piel indígena desde hace centurias. Pero también están los que mienten y, desde la arrogancia del poder, hablan de terrorismo, cuando estos peculiares “terroristas” mapuche jamás han asesinado a nadie, por el contrario, los únicos muertos son dos jóvenes mapuche: Alex Lemun y Matías Catrileo quienes cayeron acribillados en una tormenta de luciérnagas azules que atravesó el terciopelo de la noche sureña la madrugada en que la policía hizo lo que sabe hacer mejor: matar. Y mataron en dictadura y matan en democracia, quedaron impunes en dictadura y quedan impunes en democracia.

Nos hablan del conflicto mapuche y del problema mapuche, cuando el conflicto y el problema lo comenzaron los chilenos cuando ocuparon militarmente territorio mapuche a fines del siglo diecinueve. Les arrebataron tierra y territorio, bosques y ríos, pájaros y montes, pero jamás pudieron quitarle sus sueños de dignidad. Entonces, cada cierto tiempo y desde siempre, el mapuche dice basta, cansado de la expoliación chilena que se viste de colono, latifundista, de empresa forestal y, por cierto, de la abisal violencia del winka que no puede soportar que le recuerden su morenidad.
Por ello mi palabra urgente, para que sepas que no todos somos el gobierno, no todos somos el Estado, no todos somos racistas, no todos renegamos de nuestras raíces.
Por ello mi palabra urgente, para que sepas que no estás solo en tu incesante periplo para que simplemente te dejen ser. Que somos muchos los que nos dolemos de tu dolor, nos reímos con tu alegría y que nos asombramos con el canto de las bandurrias.
Por ello mi palabra urgente, para que sepas que el asesinato de Matías nos alborota la garganta, nos oprime el corazón y nos ensombrece la mirada.
Por ello mi palabra urgente, para que sepas que la huelga de hambre de los hermanos y hermanas presos nos enfurece el alma ante el fuego de su sacrificio.
Por ello mi palabra urgente, para que sepas que tu lucha por la autodeterminación es también nuestra lucha
Por ello mi palabra urgente, para que sepas que tu urgencia es nuestra urgencia.
Por ello mi palabra urgente, para que sepas que la furia contra la policía asesina es nuestra furia.
Por ello mi palabra urgente, para que sepas que la furia contra el gobierno racista es nuestra furia.
Por ello mi palabra urgente, para que sepas que nadie puede matar impunemente, que el gobierno debe responder por sus actos y debe cesar de utilizar la represión contra un pueblo que solo brega por sus derechos.
Por ello mi palabra urgente al pueblo mapuche, para que sepas que tiene la urgencia de la vergüenza, del dolor, de la ira, pero también de la esperanza, pues tengo la certeza que algún día la cordillera se estremecerá de fuego cuando los chilenos, por fin, reconozcan su india morenidad